La avena es un cereal procedente de Asia menor. Las variedades más utilizadas son de tipo hexaploide, principalmente Avena sativa. El cultivo se adapta bien a climas fríos, y soporta una elevada acidez en el suelo, por lo que es más abundante en el Norte que en el Sur de Europa. Existen variedades de tipo desnudo (Avena nuda); también se comercializan híbridos con ecotipos espontáneos con un 20-25% de proteína. La producción española se sitúa entre 500.000 y 1.300.000 Tm en los últimos años
El grano está compuesto, como media, por un 3% de embrión, un 30% de salvado y un 57% de endospermo harinoso, aunque estas proporciones pueden oscilar notablemente entre las diferentes variedades y con la climatología y condiciones de cultivo.
La avena es el cereal de menor valor energético, como consecuencia de su alto contenido en fibra y lignina y su bajo nivel de almidón. Su contenido en ß-glucanos es elevado, pero inferior al de la cebada. Tiene una proporción apreciable de fibra efectiva, por lo que resulta adecuada en piensos de vacas de leche, conejos, caballos y cerdas gestantes.
El grano tiene un elevado contenido en grasa (4,9%) altamente insaturada (35% de ácido oleico y 39% de linoleico), por lo que tiende a producir canales blandas si se usa como único cereal en el pienso. Por la misma razón, presenta riesgo de enranciamiento, lo que debe tenerse en cuenta en el control de calidad de este ingrediente.
Es un cereal blanco pobre en calcio y en vitaminas D, B2 y niacina. El contenido en proteína se sitúa en un 9-10%, pero es altamente variable (6-17%) en función de los mismos factores de variación descritos para otros granos. La avena se distingue de otros cereales por su menor proporción de prolaminas (10-16%) y glutelinas (5%) y su alta concentración de globulinas. Como consecuencia, la solubilidad y degradabilidad ruminal son muy elevadas, y la concentración de aminoácidos esenciales es alta en relación a otros granos. Destaca también su elevada concentración de cistina (3% respecto al total de PB), lo que la hace adecuada para cubrir necesidades de crecimiento de pelo y plumas, y para reducir problemas de picaje en avicultura.
Debido a su alto contenido en fibra, la avena da lugar a un pienso muy voluminoso y de mala textura, lo que limita su uso en avicultura. Por la misma razón, presenta problemas de granulación, por lo que debe molerse muy finamente antes de ser granulada. Esto supone un alto coste de molienda al reducirse el rendimiento del molino.
Los granos de avena procedentes de variedades desnudas, así como la avena descascarillada por medios mecánicos, tienen un contenido en fibra mucho más reducido que la avena entera. Como consecuencia, sus contenidos en proteína y grasa son más elevados y su concentración energética es superior incluso a la del grano de maíz. Por ello, resultan preferibles a la avena entera en piensos para lechones, cerdos en cebo y avicultura. No obstante, debe tenerse en cuenta que presentan más problemas de enranciamiento y de formación de canales blandas.