La alfalfa (Medicago sativa) es uno de los principales forrajes producidos en el área mediterránea. Puede consumirse en forma fresca, ensilada, henificada o deshidratada. Estos dos últimos procesos son los de mayor interés para la industria de piensos compuestos. La henificación es un secado natural del forraje que precisa de un cierto tiempo (24 a 70 horas en función de la temperatura y humedad relativa) para reducir su contenido en humedad, lo que supone pérdidas de hojas y del valor nutritivo (proteína y vitaminas) y mayores riesgos de contaminación por tierra. Además, la humedad inherente al proceso, bien por lluvia bien por el rocío, aumenta la posibilidad de contaminaciones microbianas y fúngicas. La deshidratación reduce al mínimo estos problemas, dando lugar a un producto de mayor calidad. Los altos costes energéticos del proceso implican que la mayor parte de la alfalfa que se comercializa en Europa como deshidratada ha sufrido un proceso previo de prehenificado, dando lugar a un producto de calidad intermedia. Las alfalfas pueden comercializarse en forma de pacas, cubos o gránulos, siendo preferibles las procedentes de un segundo corte por su mayor calidad y menor contaminación con otros forrajes. La granulación favorece su manipulación, pero reduce su proporción de fibra efectiva. Además, la granulación dificulta comprobar la calidad del producto final así como la posible existencia de mezclas con otro tipo de forrajes o subproductos agrícolas.
Al igual que otras leguminosas, la alfalfa contiene factores antinutritivos, entre los que destacan las saponinas y los taninos solubles. Las saponinas se definen químicamente como triterpenos unidos a uno o más grupos azúcar. Dan sabor amargo y tienden a formar jabones estables en solución acuosa. Su presencia en las plantas se relaciona con su efecto protector frente a hongos e insectos fitófagos. Las saponinas resultan especialmente tóxicas en animales de sangre fría (peces, caracoles, anfibios) y tienen efectos hemolíticos en animales superiores. Forman micelas indigestibles con los ácidos biliares, por lo que se ha investigado su uso en alimentación humana para reducir la absorción de colesterol. Las enzimas del tracto digestivo tienen poco efecto sobre ellas, por lo que su absorción es baja. Sin embargo, son hidrolizadas por la flora ruminal, por lo que los rumiantes son poco sensibles a niveles altos de saponinas en la dieta. En el caso de los conejos, los efectos negativos de las saponinas sobre el consumo y la productividad son reducidos. En cambio en porcino en crecimiento y aves, altos niveles de saponinas podrían reducir el consumo de pienso. La concentración de taninos solubles está en torno al 3-4%. Reducen ligeramente la palatabilidad del producto y la digestibilidad de la proteína en monogástricos pero no suponen problema alguno en rumiantes.
El mayor problema de la utilización de alfalfa en fábricas de piensos radica en su variabilidad y falta de tipificación que queda potenciada por la falta de especificaciones por parte de los vendedores y de normas por parte de la administración. De hecho, el nombre del producto comercial no es alfalfa sino “forrajes desecados”. Por todo ello son frecuentes las mezclas, pudiéndose encontrar productos comerciales que no llegan al 10% de proteína bruta, claro indicativo de la presencia de otras especies botánicas. En el mercado español se comercializan alfalfas en un rango entre 10 y 18% de PB. En productos de importación se pueden conseguir niveles superiores al 20%.
El contenido en PB condiciona en gran medida su valor en el mercado. Cuanto más tierna se recoge, menor es la producción de MS por hectárea, pero mayor es la calidad nutritiva al aumentar la proporción de hojas sobre tallo. Se estima (Demarquilly, 1992) que la PB es un buen indicador de su valor energético, de modo que un aumento de una unidad porcentual de PB sobre MS supone un incremento de 0,03 UFl y 0,04 UFc. El aporte de lisina y treonina es significativo, pero en general disminuye con reducciones en el nivel de proteína. En cualquier caso, su digestibilidad es limitada, incluso en rumiantes, por el alto nivel de fibra y la elevada concentración en taninos. Además, alrededor de un 25% de la proteína bruta es nitrógeno no proteico altamente soluble en el contenido ruminal. La degradabilidad de la proteína es significativamente inferior en la alfalfa deshidratada, que ha sufrido un procesado térmico, que en el heno.
La alfalfa de calidad contiene alrededor de un 50% de pared celular, con una composición de la fibra muy equilibrada. Por término medio incluye un 8% de pectinas, un 10% de hemicelulosas, un 25% de celulosa y entre un 7 a 8% de lignina. Por ello, asegura un rápido tránsito digestivo, un aporte significativo de fibra soluble y una alta capacidad tampón. Esto unido a su elevada palatabilidad, hace de la alfalfa un ingrediente de elección en piensos de vacas de alta producción y de conejos. En ganado porcino su uso práctico se limita a cerdas gestantes, donde contribuye a reducir problemas de estreñimiento. Ha de tenerse en cuenta que debido a su alto contenido en pectinas y otras fuentes solubles de fibra, el valor energético digestible de la alfalfa es muy superior (hasta en un 20%) en cerdas y animales adultos que en cerdos jóvenes en crecimiento. Por último, la alfalfa es una leguminosa que no contiene cantidades medibles de almidón, aunque el análisis de este componente mediante métodos oficiales nos puede dar valores en torno al 2-4%.
La alfalfa es una buena fuente de macrominerales, especialmente de calcio, cloro y potasio, lo que a veces puede ser un inconveniente. Sus niveles de fósforo y magnesio son aceptables. Además, el P de la alfalfa no se encuentra en forma de fitatos por lo que su disponibilidad en monogástricos es muy elevada. El contenido en microminerales (manganeso, cinc, cobre, hierro), vitaminas (especialmente vitamina E, vitamina D, biotina, colina y provitamina A) y pigmentos es elevado. El contenido de hierro depende del grado de contaminación con tierra, y el de potasio de la fertilización del terreno. Por otro lado, la alfalfa es muy rica en betaína (hasta 4800 mg/kg) que puede utilizarse como ahorro de colina. El contenido en carotenos y en xantofilas (con predominio de la luteína sobre la zeaxantina en relación 11:1) varía en función de las condiciones aplicadas durante el proceso de secado. El nivel de xantofilas está en torno a 200 mg/kg (rango de 40 a 620 mg/kg). Su eficacia pigmentante respecto a los carotenoides del maíz varía entre el 35 y el 75%, según las condiciones de secado y almacenamiento. Por tanto, suministrada pura, da color amarillo y no rojizo a la yema. Existen en la actualidad productos comerciales basados en concentrar las xantofilas de la alfalfa mediante presión y floculación de los pigmentos, con un contenido proteico del 50-55% y una riqueza en xantofilas superior a las 1200 ppm.
Las alfalfas, especialmente las henificadas, exigen un control de calidad sistemático, ya que su valor nutritivo varía en función de la calidad de la materia prima inicial, las condiciones del proceso de conservación, recogida y almacenamiento (fermentación, contaminación bacteriana y fúngica) y de su adulteración con otros ingredientes (paja, cañote de maíz, urea y gallinaza entre otros). Las concentraciones en ß-caroteno y xantofilas pueden utilizarse como indicativo de la calidad del proceso de obtención y conservación del producto. En ocasiones, y sobre todo al final del invierno, es frecuente que aparezcan en el mercado alfalfas negruzcas que en el análisis laboratorial suelen dar niveles muy bajos de proteína bruta y niveles normales o ligeramente más altos de fibra bruta. Un análisis de LAD nos da información más detallada, ya que estos valores superan con creces lo esperado para una alfalfa (12 vs 9,5% LAD). Normalmente se debe a adulteraciones con productos fibrosos tipo cañote de maíz, hojas de olivo, orujos, etc, todos ellos más pobres en proteína y más ricos en lignina que la alfalfa original.
Reegresiones de predicción del valor nutritivo Rumiantes: ED (kcal/kg MO) = 1062 + 8,51 MNT + 0,0036 MNT2 Conejos: ED (kJ/g MS) = 13,93 - 0,196 FB (%MS) (Pérez, 1994) |